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Caminando por la montaña

De siempre se ha dicho que caminar es el mejor ejercicio que existe para el ser humano, pues nuestro cuerpo está adaptado para ello.

Sin embargo, no es lo mismo disponerse a un tranquilo paseo por el campo o por el bosque , en un terreno más o menos llano, sin prisa ni objetivo marcado de ningún tipo, que pretender ascender a una cumbre, generalmente, subiendo y bajando el mismo día. Y ya no digamos, una larga travesía.

El tipo de esfuerzo es muy diferente y las implicaciones físicas y biomecánicas, también. Exigiremos más o menos energía a los distintos grupos de músculos y huesos de nuestro cuerpo, según forcemos o no, nuestro ritmo. 

El montañismo, y también un senderismo de cierto nivel de exigencia, – lo que sería algo más que un paseo -, son actividades en las que se implican una enorme cantidad de músculos, así como el trabajo de todas nuestras articulaciones. Por ello es que suele decirse que el montañismo es una de las actividades físicas más completas que existen, como también lo son el ciclismo, la natación o el rugby, por ejemplo.

Pero para caminar, lo fundamental son nuestros pies.

Y por ello, lo principal es el uso del calzado adecuado, según la exigencia de cada terreno y actividad. Mejor botas que zapatillas, para resguardar la debilidad de unos tobillos cuando están cansados y acusan la fatiga muscular. Mejor una suela tendiendo a rígida que a demasiado blanda, para garantizar una mejor sujeción y un buen agarre, evitando así, una torsión excesiva. Nuestros tobillos, rodillas, así como nuestra espalda, lo agradecerán, especialmente si el terreno está resbaladizo, o es inestable.

Es importante también, no sobrecargar nuestra espalda con un peso excesivo, aun cuando a veces, sea inevitable. En cualquier caso, una mochila de cierta calidad, bien armada y bien usada, favorece la prevención de dolores: en lumbares, hombros, caderas

Sin duda, el uso de bastones para caminar, telescópicos o no, resulta una gran ayuda para afianzar el desplazamiento. Si bien es cierto, que nada es igual de eficaz para todos y cada uno, pues cada persona tiene sus propias necesidades, demandas, o preferencias.

Avanzando en marcha con un solo bastón, estaremos reduciendo el esfuerzo de las piernas en un 15% aproximadamente. Llevando dos, y usándolos correctamente, el reparto del esfuerzo se disipa con mayor uniformidad, llegando a suponer la disminución de un 33%  del trabajo de piernas, caderas y lumbares. Su uso es algo que se nota mucho y que, por añadidura, supone un refuerzo para nuestra seguridad: evita caídas y resbalones en las bajadas. Además, reduce el impacto articular, principalmente en las rodillas, y alivian la fatiga muscular y respiratoria en las subidas, al suponer un impulso a la vez que un apoyo.

 Cuando transportamos pesos considerables sobre la espalda, aun cuando llevemos una mochila con buenos anclajes lumbares y cinchas pectorales, contar con bastones ayuda a soportar la carga mucho mejor, retrasando la fatiga y sus consecuencias. Consecuencias que, según las condiciones previas de cada uno, pueden resultar “fatales” para el desarrollo de la actividad, o sencillamente, dolorosas.

A la larga, si vamos castigando nuestro cuerpo sin adoptar las necesarias prevenciones y cuidados, acabaremos pagando una factura, siempre más dañina y cara que las de papel.

Sabiendo que la base de nuestra estructura corporal la constituyen nuestros pies, es importante, – además de la elección de un buen calzado – , conocer si la calidad de nuestra pisada es la correcta. En realidad, es fácil saberlo, con mediciones biométricas relativamente sencillas que podrían sugerirnos la necesidad de unas plantillas, deportivas u ortopédicas, para prevenir lesiones futuras o paliar los efectos de desgastes de índole diversa. Con ello, garantizamos también la estabilidad estructural de nuestro cuerpo en movimiento así como el reparto de cargas en las plantas de los pies, y por reflejo, en tobillos, piernas, rodillas, caderas, espalda y cervicales. Consulta sobre qué prendas son las más adecuadas dentro de nuestro catálogo.

Asimismo, pueden resultar de gran ayuda, unos calcetines de compresión, para reducir la hinchazón y dolor en las piernas, siempre que sean de compresión ortopédica. No los de tiendas deportivas o grandes almacenes dado que las calidades de los hilos y su poder de compresión nunca serán los mismos ni en calidad ni en durabilidad.

Por supuesto, pueden salvar nuestra excursión o expedición, si de varios días se tratara, unas rodilleras o tobilleras adecuadas, según las necesidades de cada uno. Y en según qué casos, hasta puede que una faja lumbar evite la aparición de dolores que pudieran arruinar nuestro tiempo de ocio.

Al finalizar la actividad, siempre será de gran ayuda contar con cremas antiinflamatorias para premiarnos con un merecido masaje que alivie la presión en las zonas más comprometidas: las plantas o el empeine de los pies, las espinillas, los gemelos,las caderas, los glúteos o las lumbares. Sin olvidar tampoco, hombros, trapecio y espalda.

Existen muy diferentes formas de estar y disfrutar la naturaleza en un entorno terrestre y asilvestrado, lejos del asfalto y el bullicio urbanos. Podemos correr, esquiar, andar sobre raquetas o crampones, escalar…  o bien, optar por desplazarnos por otros medios, desde la bicicleta a la moto o el quad. Pero esa, es otra historia. 

También es cierto que hoy día, se han realizado esfuerzos para brindar la posibilidad del disfrute de la naturaleza en determinados entornos en los que se han dispuesto facilidades para el tránsito adaptado a las necesidades de personas con movilidad reducida. Y ese es un camino al que le queda recorrido, pero que va creciendo cada vez más.

Lo más importante: la seguridad. Para disfrutar de verdad de cualquier actividad es fundamental planificar y anticipar. Planificar cuidadosamente la actividad: saber dónde se va, conocer las características y capacidades físicas de cada participante, las condiciones meteorológicas, el equipo material necesario, la duración y las características del recorrido, entre otras circunstancias a tomar en cuenta, como algunas ya mencionadas.

Anticiparse a la aparición de problemas siempre es una precaución inteligente, y un buen refuerzo para garantizarnos el poder disfrutar de cualquier cosa que hagamos, especialmente, si es por placer.

Ah! Nunca olvidar la alimentación y la hidratación. Son cruciales.

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